LA PERCEPCIÓN

El mundo que nos rodea está compuesto por infinidad de cosas con formas y colores que se ofrecen al espectador, y son miradas por el sistema óptico no como si de un espejo se tratase, sino a través de las características de los objetos: forma, color, textura, movimiento, etc.

La información sobre esas características es transmitida al cerebro donde finaliza y se completa la percepción.

La imagen ha de ser cotejada y contrastada en los archivos de la memoria o banco de datos con la información previamente acumulada en la conciencia mediante experiencias perceptivo-cognitivas similares, a través de las cuales el individuo adquiere su bagaje personal de conocimientos, gustos, inquietudes y afectos que conforma la esencialidad del ser personal e individual.

Aunque no tengamos conciencia de ello, la percepción es un mecanismo que se verifica en dos etapas:

  • la primera: la atención detecta y analiza las características más representativas de los objetos.
  • la segunda: el preceptor construye en su mente un objeto perceptual concreto de acuerdo con el archivo de su memoria.

Definimos la percepción visual como el proceso mediante el cual el individuo analiza el entorno y obtiene información.

La extracción informativa es selectiva y dinámica, puesto que en el registro perceptual entran en acción los factores cognitivos previos, acumulados en la memoria, que son los que orientan la exploración perceptiva.

Alumnos/as de 2 años

LA MATEMÁTICA ¿SE HACE?

A cualquier edad hay que luchar por el hacer con fundamentos. Que estos no están en el contenido, sino en el cómo se aborda el contenido; ni están en la forma externa de la cantidad de los conceptos, sino en los rasgos del conocimiento; en la cantidad de su adquisición.

Entonces ¿Qué diríamos de la matemática?

Que la matemática no es el arte de calcular, sino el arte de comprender. Que no se trata de calcular con la mayor precisión en el menor tiempo posible sino de calcular con el mejor entendimiento en el tiempo que marque la capacidad del niño.

Que no se trata de acumular contenidos sino de descubrir conocimientos. Que el pensamiento no actúa con lo que nos han enseñado sino con lo que hemos aprendido; que no se trata, por tanto, de cuantificar la enseñanza sino de cuantificar el aprendizaje.

Que no hay aprendizaje donde no haya desafío, donde el niño no pueda jugar con las respuestas antes de escoger una de ellas, donde no se exprese distintas conjeturas hasta llegar a válidas conclusiones, donde no haya diálogo, ni observación, ni dinámica de relaciones conceptuales, donde no se permita la equivocación, ni la expresión con las propias palabras de las distintas experiencias (…)

Por tanto, los fundamentos de la matemática no son más que los fundamentos del pensamiento, de la observación, de la intuición, de la imaginación y del razonamiento lógico; de la capacidad para establecer relaciones, para inducir, deducir, para aplicar después un significado a una simbología que opera en nuevas creaciones de significado.

Didáctica de la matemática

José Antonio Fernández Bravo

Alumnos de 2 años durante sesiones de trabajo individual y autónomo

Alumnos/as de 2 años

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